Tipos de piel que existen y problemas que pueden presentar

Tipos de piel que existen
Tipos de piel que existen

Tipos de piel que existen y problemas que pueden presentar

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La piel sirve como protectora ante los factores y medios externos, como pueden ser el frío o el calor, la presión, o cualquier impacto o daño que pueda sufrir una persona sobre su piel, puesto que esta presenta cierta sensibilidad al dolor, la presión o la temperatura.

Asimismo, los tipos de piel variará según la persona y su genética, clasificándose en: piel grasa, mixta, seca, sensible o normal.

En algunos casos se diferencia la piel madura, ya que, con el paso del tiempo, nuestra piel puede sufrir transformaciones.

Entre estos factores que afectan a un tipo u otro de piel, cabe destacar los agentes externos, como la exposición al sol o incluso la contaminación, el frío o la humedad, entre otros; y los agentes internos, como la producción de sebo, el desequilibrio hormonal o la propia genética.

Es importante introducir el concepto de sebo, ya que hace referencia a la grasa que produce la persona para lubricar y proteger la piel.

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Piel seca

Piel seca

Las principales características de una piel seca, que se muestran en mayor o menor medida dependiendo del nivel de gravedad, son la tirantez, cierta aspereza al tacto que en ocasiones también puede percibirse a simple vista, enrojecimiento, aparición de líneas o grietas que pueden llegar a sangrar, picazón.

Además, puede llegar a producirse una descamación, lo que probablemente se trataría de un caso de xerosis (popularmente, piel de serpiente por el aspecto que presenta).

En este tipo de piel, las líneas de expresión quedan más marcadas y la piel requiere de aceites o lípidos que sean capaces de reforzar el manto hidrolipídico, proteger la piel del medio externo y evitar la deshidratación por evaporación de agua transepidérmica.

En cuanto al cuidadode la piel seca, existen multitud de tratamientos, tanto domiciliarios como médicos y estéticos.

Además, el estilo de vida es el factor más importante para prevenir, detectar y tratar la piel seca, ya que se necesita una rutina de cuidado que se puede introducir en el día a día tras cada ducha o incluso a primera y última hora del día, al levantarse y justo antes de acostarse, que incluiría baños con productos de cuidado de la piel, el uso de humectantes y aceites, cremas para piel seca hidratantes y otros tratamientos similares.

Grados

  • Piel seca leve. El aspecto es apagado, la piel se presenta frágil y áspera ante cualquier agente externo y las descamaciones se producen de forma leve.
  • Piel seca media. La piel cobra un aspecto másapagado, las grietas se marcan/acentúan más y la descamación está más presente.
  • Piel muy seca. Presenta un nivel mayor de descamación, produciendo una sensación de picor y sensibilidad acompañada de rojeces ante los cambios de temperatura. En este grado, se ven más afectadas las manos. Además, la piel se vuelve vulnerable ante los agentes externos y pueden intensificarse los picores, produciendo incluso lesiones como consecuencia.

El aspecto que presenta una piel deshidratada consiste en pequeñas estrías e incluso pequeños granos como reacción a la falta de agua. 

En este caso, se necesita más de una aplicación de crema hidratante durante el día, normalmente por la mañana y por la noche, con 2 aplicaciones como mínimo.

Piel muy seca, causas

En ocasiones, la piel seca puede ser temporal, y en otras ocasiones es el estado más común. Puede variar en función de algunos factores como la edad, el ambiente, la dieta o incluso las hormonas. ¿Por qué?

La piel va cambiando con el paso del tiempo, y esto a veces conlleva una disminución en la retención del agua.

Es importante una rica dieta en ácidos grasos para este tipo de pieles, ya que conseguirán mejorar la hidratación.

Estos nutrientes se pueden encontrar en alimentos como el salmón o los frutos secos, o también pueden obtenerse a través de algunos cosméticos que cuenten con los antioxidantes omega 3 y omega 6.

Una mala alimentación también influye.

En función del ambiente y el clima, el grado de sequedad de la piel puede presentar una mayor o menor intensidad.

En invierno, la piel tiende a estar más seca como consecuencia del descenso de temperaturas y humedad.

Aun así, este factor estacional dependerá de la zona de residencia, sobre todo respecto al calor, ya que los sistemas de calefacción centralizada o incluso las chimeneas o calefactores son capaces de secar la piel al producirse una reducción en la humedad.

Las duchas o baños de agua caliente durante tiempos prolongados son condicionantes para producir una piel seca, así como realizar actividades físicas en piscinas con mucho cloro.

En el periodo de verano, pasar largas horas en la piscina se traduce en una exposición demasiado prolongada de la piel tanto al cloro como al efecto de los rayos solares. Aquí te recordamos que hablamos de la alergia al sol en la piel.

Por otra parte, aquellas personas que tienen la piel atópica o con psoriasis tienden a presentar una piel más seca.

Problemas que puede presentar

En el caso de tener dermatitis atópica en cara por ejemplo, un escaso cuidado y mantenimiento de la piel puede provocar la activación de un brote con sequedad extrema, prurito y riesgo de sobreinfección.

En los casos más extremos, el agrietamiento que puede producir una piel seca se convierte en una puerta abierta para la introducción de bacterias y otros microorganismos que son capaces de provocar infecciones en la piel.

Aunque este sea un caso extremo, no deja de ser importante, ya que cualquier descuido en personas propensas a tener la piel seca puede conllevar problemas graves.

Tipos de pieles grasas

Tipo de piel grasa

La piel grasa se caracteriza por la hiperproducción de sebo, detectable por el exceso de brillo en la piel.

Es uno de los tipos de piel más fáciles de identificar, ya que los poros están más visibles y dilatados. Esto puede desencadenar también un problema estético.

El tacto en las pieles grasas es oleoso como consecuencia de esta sensación grasa.

También suele haber un exceso de bacterias que pueden causar irritación, teniendo como consecuencia rojeces notables a simple vista y leves alteraciones en la piel con aparición de acné.

Estas características hacen la piel grasa más resistente ante agentes externos, ya que el efecto del sol o el frío tienen una menor penetración en este tipo de pieles.

Aun así, el principal problema que tiene una piel grasa es la ausencia de agua frente al exceso de lípido, es decir, una piel grasa deshidratada.

El tratamiento básico para esta clase de piel se basa en una higiene diaria con la que se elimine toda la impureza a favor del equilibrio en la piel, así como el uso de cremas o tónicas para piel grasa.

Productos como el agua micelar pueden servir para sanear la piel de forma que el exceso de sebo quede eliminado, repitiendo la limpieza dos veces al día.

Por contra, los productos que contienen alcohol no son una buena opción para la piel grasa, ni como sustitución del agua micelar, por su grado de sequedad, lo que puede producir un exceso de grasa como defensa.

El uso de cremas de base no grasa es de vital importancia para un correcto mantenimiento de este tipo de pieles.

Así, hidratar la piel se convierte en una obligación, además de la eliminación de alimentos de bollería, carne roja o el consumo de alcohol de la dieta habitual.

Grados en esta clase de piel

  • Piel grasa normal. La piel tiene buen nivel de hidratación a causa de un buen mantenimiento y cuidado en la higiene, de forma que el nivel de sebo queda controlado.
  • Piel seborreica. Se producen escamas en las áreas de mayor grasa. Esta afección se ocasiona por diversos factores de riesgo como un consumo excesivo de alcohol, el propio estrés o condicionante del acné.

Causas de piel grasa

La piel grasa se debe tanto a la genética como por un desorden hormonal. Sin embargo, cabe prestar atención al uso de algunos productos y cosméticos grasos, ya que pueden favorecer la aparición de espinillas.

En el caso de las pieles grasas, el cambio hormonal también tiene importancia, ya que es un factor que puede aumentar la producción de sebo formando acné, tanto en la adolescencia como en la edad adulta.

Otras causas principales son la obstrucción del folículo o la reducción del recambio epidérmico, que pueden darse, entre otros motivos, por la contaminación y el exceso de humedad en el ambiente.

Problemas que pueden presentar

El mayor problema dermatológico que puede ocasionar la piel grasa es el acné, considerado una enfermedad inflamatoria que aparece como consecuencia de una acumulación de grasa.

En algunos casos, se pueden quedar marcas o cicatrices, y para reducirlas se necesitarán tratamientos más exhaustivos.

  • El relieve irregular en la piel se produce ante el exceso de grasa, que genera la acumulación del sebo en el interior de la piel.
  • La dilatación del poro genera una piel más brillante y mayor facilidad para que salga el sebo.

Debemos prestar especial atención a signos como rojeces o poros obstruidos, ya que pueden ser síntomas asociados a una aparición de acné. 

Piel mixta

Tipo de piel mixta

Las personas con piel mixta se caracterizan por tener dos tipos distintos de piel en función de las zonas: la piel grasa está presente en la frente, la nariz y en el mentón, mientras que en la zona de las mejillas suele presentar un aspecto intermedio ente piel seca y normal.

La principal identificación de la piel mixta se observa en el grado de brillo grasiento en la zona T (frente, nariz y barbilla) del rostro, zona en la que surgen más impurezas.

Por el contrario, la zona de las mejillas o incluso el contorno de los ojos aparecen más secas.

En esta zona T se identifican poros más visibles y puntos negros, mientras que las demás zonas presentan mayor sensibilidad y sequedad.

Es importante para el cuidado de la piel mixta el correcto uso de cremas y productos específicos: texturas intermedias como fluidos o crema-geles que se adapten a las distintas necesidades de este tipo de pieles.

El principal tratamiento consistirá en lograr un equilibrio de la piel a través de una rutina facial de piel mixta de higiene diaria libre de aceite y sin jabón para tratar de forma suave cada zona, evitando así el aumento de la grasa en la piel a la vez que se retiene la sensación de sequedad.

La limpieza de la piel mixta consiste en eliminar la grasa y evitar así la aparición del granos, una limpieza que debe realizarse tanto por la mañana como por la noche, pero sin excederse para evitar que se reseque la piel.

Por tanto, el principal objetivo es evitar el exceso de grasa en la zona T mientras las zonas con piel seca reciben una correcta hidratación.

Causas de la piel mixta

La principal causa de la piel mixta es el exceso de producción de sebo en la zona T mientras que se presenta un déficit en el resto de zonas.

No obstante, los factores que influyen son dispares:

El contraste de temperaturas, como un cambio estacional, puede favorecer la aparición de zonas grasas y secas en la piel, así como un exceso de exposición ante temperaturas bajas.

La medicación que conlleva un exceso de producción de sebo o incluso el efecto contrario, la sequedad, puede traer problemas en personas que tienen la piel mixta y desconocen cómo pueden afectarles los efectos secundarios de algunas pastillas.

La falta de hidratación, sobre todo en mujeres que no cumplen con una rutina de higiene diaria tras maquillarse, es otra de las causas desencadenantes de los problemas en la piel.

Por último, la edad y la genética también son factores que influyen.

Problemas que pueden llegar a aparecer

Las imperfecciones tienden a aparecer en la zona T, ocasionadas por la acumulación de sebo.

Un correcto cuidado evita la infección de estas imperfecciones, que pueden llegar a convertirse en pápulas o pústulas a causa de una infección del punto negro.

Si se produce un exceso en la sequedad en las zonas de las mejillas, contorno de ojos e incluso en el cuello, pueden producirse escamas a causa de la notable deshidratación.

Tipos de pieles normales

La piel normal se caracteriza por la regularidad que presenta, sin imperfecciones ni excesos en grasa o sequedad.

Alejado de todo tacto áspero, la textura de la piel normal es suave y equilibrada, sin la presencia de poros a simple vista y con la barrera protectora evitando el daño de agentes externos como los cambios bruscos de temperatura.

El cuidado de la piel normal se realiza mediante productos suaves, muchos de ellos con función desmaquillante para lograr una correcta limpieza.

El uso regular de agua micelar, leche o incluso aceite desmaquillante es el condicionante para el mantenimiento de una piel sana incluso con el paso del tiempo, acompañando la rutina con crema hidratante que evite la sequedad en la piel.

Problemas en esta clase de pieles

El principal problema de la piel normal es que, aparentemente, no tiene ningún problema. Sin embargo, no debe de descuidarse, ya que difícilmente se puede contar con una piel sana y equilibrada a lo largo de la vida.

La falta de atención en la piel normal puede convertirse en piel seca.

Las condiciones extremas de frío, así como ambientes muy secos y la exposición al sol en periodos prolongados, pueden ser agresiones que afecten al estado de la piel.

Una correcta hidratación y un aspecto sano no conllevan la protección frente a todo tipo de daños, pero sí podrá evitar la intensificación de estos.

Pieles sensibles

La piel sensible se identifica con una rápida reacción ante el uso de cosméticos o con rojeces en cualquier parte del rostro, como alteración producida bien por un cambio de temperatura o bien sin causa justificada.

La sensibilidad se observa principalmente en la cara, el cuello o el escote.

Cabe mencionar que cualquier otro tipo de piel mencionado previamente puede convertirse en sensible temporalmente debido a diversos factores que pueden generar tal reacción.

La tirantez de la piel, la sensación de picor y el enrojecimiento o eritema son aspectos que definen que la piel es sensible.

Para el tratamiento y cuidado de pieles sensibles es importante contar con productos específicos para este tipo de pieles, ya que estos son más suaves con la piel, no alteran la función barrera y por ello controlan la aparición de signos como el eritema multiforme, prurito o irritación.

El agua tibia frente al uso del agua caliente favorece el mantenimiento de la piel, así como el uso de cosméticos que dispongan de calmantes o regenerantes.

La hidratación es un punto fundamental en todo tipo de pieles, pero en las pieles sensibles cobra importancia cuando se expone ante temperaturas elevadas o se produce un uso excesivo del aire acondicionado o la calefacción.

Un aspecto a tener en cuenta es una acción tan simple como secarse al lavarse la cara o salir de la ducha: se recomienda evitar la fricción en cualquier parte del cuerpo a la hora de secarse.

Es importante recordar que las pieles sensibles pueden ser, además: secas, grasas, mixtas o normales.

Grados que existen

  • Piel sensible natural. La piel muestra un aspecto fino y a veces seco, con una aparición leve de rojeces y descamación.
  • Piel sensible reactiva o hipersensible. La piel reacciona ante factores climatológicos o rutinas de higiene inadecuadas. Se producen irritaciones sin conocer el motivo aparente, de modo que la barrera protectora ha perdido la máxima eficacia.
  • Piel ocasionalmente sensible. En algunos casos se produce una afección cutánea, con problemas como la aparición de acné, rosácea, síntomas de dermatitis seborreica o un exceso de sebo en las pieles grasas o mixtas, siendo estos los causantes de las reacciones de hipersensibilidad que muestra este tipo de piel.
  • Piel extremadamente sensible o alérgica. El contacto con cualquier producto, objeto o ambiente provoca la sensibilidad con cualquier signo típico de una reacción.

Causas de esta clase de piel

La piel sensible se ocasiona por diversas combinaciones de diferentes factores que son capaces de alterar la sensibilidad de la piel, perdiendo la eficacia de la barrera protectora.

Un ejemplo de ello son los componentes químicos e irritantes de productos cosméticos.

Otro factor es el estrés, que tiene como consecuencia la generación de cierta sensibilidad en la piel, así como la ausencia de un correcto descanso.

Además, el desequilibrio que se produce en la piel con el paso de los años, produciendo una alteración del pH, favorece la sensación de sensibilización.

Problemas que se pueden derivar

Mostrar un aspecto colorado frecuentemente y sin motivo alguno es una de las consecuencias que conlleva tener una piel sensible, ya que se produce a causa de estímulos que proceden de la temperatura, en función de la comida, el consumo de bebidas alcohólicas o incluso de cambios hormonales.

Cuando este aspecto colorado se vuelve cotidiano aparecen marcadas pequeñas arañas vasculares o telangiectasias.

En el caso extremo de pieles alérgicas, se produce por una irritación retardada en la piel y puede ocasionar desde el simple eritema hasta la producción de ampollas y costras molestas en la piel.

La piel madura

El paso del tiempo y la acumulación de experiencias se reflejan en la piel. Una piel madura suele caracterizarse por una deshidratación, además de signos producidos por factores como la exposición al sol, el consumo de tabaco y la rutina alimentaria que se lleve a cabo.

Generalmente, a la piel madura le falta tono, presentando un aspecto flácido y una falta de luminosidad. Aparecen además manchas de la edad y los poros tienden a dilatarse.

Como causas posibles, se presentan la falta de sueño y el cansancio, además del sedentarismo, las cuales se suman a las habituales como cambios hormonales, disminución de colágeno, ácido hialurónico, etc.

El cuidado se realiza con un tratamiento antiedad que sea capaz de reducir las manchas, suavizar las arrugas que estén presentes y ayude a la hidratación necesaria para la piel.

Cuidados para mantener una piel sana

Cuidados básicos para mantener una piel sana

El aspecto físico es nuestra carta de presentación, por lo que mantener una rutina de cuidados básicos será el condicionante para lucir una piel sana, limpia y bonita.

El cuidado básico se plasma en la limpieza y nutrición diaria de la piel, siendo recomendable hacerlo tanto por la mañana como al final del día, sin olvidar la tonificación de la piel para lograr un mejor aspecto visible.

Las cremas hidratantes actúan como sellantes de la piel, reteniendo la humedad que necesita para presentar un estado sano.

La limitación del tiempo bajo el agua es un factor importante, ya que la exposición a temperaturas calientes en baños extensos conlleva la sequedad en la piel.

Así, lo ideal es graduar el agua con una temperatura tibia y no extenderse mucho más de 10 minutos.

El tipo de jabón, si contiene ingredientes que respeten la piel sin dañar la función barrera, será la mejor elección.

Ante los días de máximo frío y viento, cubrir las zonas de piel expuestas a estos factores climatológicos puede prevenir daños en la piel.

Limpiar, hidratar y proteger la piel son los tres pasos básicos que tienen como resultado una piel sana, limpia y bonita.

Aun así, no hay que olvidar que la alimentación y la cantidad de agua ingerida de forma diaria también influyen en el desarrollo de problemas en la piel.

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