La piel es el órgano y elemento más importante del cuerpo humano, y por ello cobran gran relevancia tanto el cuidado como la protección constante de la misma.
Sin embargo, existen multitud de infecciones en la piel que deterioran su estado, repercutiendo además en la salud del paciente ante la aparición de cualquier problema, alteración o infección cutánea. Y también existen distintos tipos de piel al mismo tiempo como la hidrosadenitis supurativa entre otras.
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Funciones de la piel
La piel cumple una serie de funciones entre las que debemos de destacar las siguientes:
- Función protectora de la piel ante agentes externos.
- Función reguladora de la temperatura de la piel.
- Recibir los diferentes sentidos de tacto, dolor, calor y frío.
Composición de la piel humana
Podemos llegar a clasificar la composición de las capas de la piel de la siguiente manera:
- Epidermis o capa superficial. Formada por cinco subcapas.
- Dermis, cutis o capa media. Está formada dos subcapas: reticular y papilar.
- Hipodermis o capa profunda. Se encarga de elaborar y almacenar grasa.
Las infecciones en la piel son uno de los principales problemas a los que se enfrenta la población a causa de la exposición a diversos factores externos, como el sol, productos alimenticios, fármacos o microorganismos, como bacterias, virus, hongos y parásitos.
Estas infecciones se producen por la presencia de microorganismos ante los que la piel reacciona en diversas manifestaciones, afectando a pequeñas áreas o presentando infecciones más profundas. Existen 2 tipos de infecciones en la piel:
- Primarias (localizadas en una piel sana)
- Secundarias (se encuentran en alteraciones como las quemaduras, entre otras)
Ante la presencia de determinado desequilibrio en la piel, la función de barrera protectora de la piel se reduce, facilitando así la entrada o acceso de microorganismos externos.
Estos microorganismos generan las diferentes infecciones en la piel y son gérmenes como las bacterias, los virus, los hongos y los parásitos.
El microbioma cutáneo es el encargado de proteger la piel, y está formado principalmente por bacterias. Cuando este microbioma presenta algún daño o desequilibrio, se producen los problemas en la piel.
Así, para mantener las bacterias «buenas» en el organismo, es conveniente utilizar productos de pH neutro.
A modo de prevención, cabe destacar que las medidas generales de higiene han de llevarse a cabo para prevenir contagios y posibles inflamaciones, evitando así compartir productos de aseo personal, el contacto con las heridas que supuren y propiciar una correcta hidratación de la piel.
La función de protección ha de mantenerse viva y activa para evitar estas infecciones en la piel, aunque en algunos casos, como en la psoriasis, puede haber cierta predisposición genética a padecerlas. Si quieres conocer las claves para identificar o detectar estas infecciones, sigue leyendo.
Identificación de las infecciones más comunes de la piel
La identificación de las principales infecciones cutáneas es de vital importancia, puesto que la dermatitis hace referencia a una irritación producida sobre la piel y, en este caso, se trata de una enfermedad crónica.
La inflamación, la presencia de rojeces, picazones e incluso aparición de costras son elementos básicos para identificar las principales infecciones.
Existen múltiples y variadas infecciones en la piel, entre las que destacan las más comunes o conocidas, como la escabiosis o sarna, el herpes virus, la urticaria e incluso la psoriasis.
La celulitis infecciosa o bacteriana también es una infección producida por una bacteria, y, además, cabe mencionar las infecciones bacterianas como el impétigo, la foliculitis, forúnculos y ántrax, abscesos cutáneos, la erisipela o la infección en la piel por estafilococos.
Las infecciones en la piel más comunes ocasionadas por hongos son el pie de atleta o tiña inguinal, la candidiasis cutánea, infecciones en las uñas o la pitiriasis versicolor.
Estas infecciones se producen a causa de levaduras o dermatofitos. En el caso de las infecciones por virosis, destaca el papovavirosis, el herpes virus y el poxivirus.
Así pues, y entrando en materia sobre las principales y más destacadas infecciones en la piel, el impétigo es una de las infecciones bacterianas en la que la epidermis presenta un aspecto inflamado, común en niños hasta los seis años y de alto contagio.
Una mala higiene o la exposición de la piel durante el verano son factores que facilitan su aparición, provocando heridas en la piel.
La escabiosis o sarna es una infección que se propaga fácilmente, a través del contacto directo piel con piel, y se produce a causa de un ácaro cuyas dimensiones superan pocos milímetros.
En lesiones secundarias se pueden producir descamaciones o fisuras, entre otras.
Las lesiones de escabiosis se observan en glúteos, axilas, codos, el dorso de las manos, la cintura o en las areolas mamarias, entre otras zonas.
Sin embargo, en el caso de los niños también puede identificarse en la cara o la cabeza.
El herpes virus presenta dos variedades con las que identificar las infecciones en la piel.
Estos son el Herpes Simple y el Herpes Zóster que, a su vez, el primero de ellos cuenta con dos variedades diferenciadas en cuanto a su infección o localización: labial o genital.
El Herpes Zóster se desarrolla en zonas limitadas, mostrando pústulas de líquido que se conforman alrededor del cuerpo, en forma de cinturón o abrazo, sobre la zona previamente enrojecida.
Otra de las infecciones en la piel es la urticaria, provocando alteraciones en la piel y generando picazón, con presencia de habones o ronchas surgidas por la erupción cutánea. En este caso, la urticaria puede ser local, general o sistemática en función de las zonas afectadas.
La celulitis infecciosa o bacteriana es una infección que se efectúa en las capas más profundas de la piel, y hace referencia a una de las infecciones bacterianas.
En general, esta infección afecta a las piernas y muestra un aspecto rojizo ante la inflamación ocasionada.
En este caso, cabe diferenciar la celulitis infecciosa de la más conocida popularmente como celulitis estética.
En el caso de la infecciosa, esta puede aparecer en cualquier parte del cuerpo, y se produce por la penetración de bacterias en la piel.
La celulitis estética se produce por una acumulación de grasa, y puede tratarse con una liposucción, no con antibióticos como es el caso de la celulitis bacteriana.
Una de las infecciones en la piel más populares, conocida y sufrida es la psoriasis.
Esta enfermedad inflamatoria crónica produce descamación en la piel, afectando a cualquier parte del cuerpo y centrándose sobre todo en codos, rodillas y espalda.
Entre las infecciones bacterianas, destaca la bacteria SARM, por sus siglas Staphylococcus aureus resistente a la meticilina, por los importantes riesgos y problemas que presenta, ya que se propaga a través del contagio y es resistente al tratamiento de antibióticos.
Cabe identificar, además, uno de los principales problemas que puede presentar la piel a través del papilovirus: las verrugas.
Este tipo de infecciones en la piel se produce a causa del virus en las capas superiores de la piel, presentando un tacto áspero y cuyo aspecto dependerá de la ubicación.
Además, se identifican diferentes variedades: verruga vulgar, plana, plantar, filiforme y anogenitales.
Otras infecciones en la piel son las causadas por hongos, como la micosis con la presencia de hongos en las uñas, la candidiasis vaginal u oral, o el pie de atleta, entre otros. O también, aunque no por hongos, la paroniquia.
Causas de infección en la piel
Las infecciones en la piel son el resultado de la presencia de diferentes gérmenes como bacterias, virus, hongos o parásitos.
Sin embargo, los motivos por los que aparecen las diferentes infecciones se producen por un conjunto de factores como alteraciones en la piel, enfermedades circulatorias o exceso de sudoración, entre otros.
Así pues, todas aquellas personas con problemas de azúcar, edad avanzada, pliegues en la piel, problemas de circulación, sistema inmunitario debilitado o incluso por desnutrición, son quienes corren un mayor riesgo de infección.
La escabiosis o sarna puede ser ocasionada por arañazos y su presencia es más común en aquellas personas que están en contacto físico con otras personas, desde los niños hasta las personas mayores de una residencia, postradas en la cama.
Infecciones en la piel como el herpes simple se pueden ocasionar debido al contacto con otras personas portadoras del virus, transmitiéndose al compartir utensilios o elementos que han tenido contacto previo con las zonas infectadas.
El estrés o la exposición al sol también son factores que favorecen la aparición de este tipo de virus. Por otra parte, el herpes simple de Tipo II se ocasiona por transmisión sexual.
La urticaria colinérgica por ejemplo puede ocasionarse por diversos factores, en función del agente causal, siendo los principales la temperatura, los alimentos, los fármacos o parásitos, entre otros.
En estos casos, se provoca una reacción alérgica, mientras que en algunas ocasiones aparece la infección sin causa o justificación alguna.
En el caso de la celulitis infecciosa, las lesiones o heridas abiertas facilitan su desarrollo debido al acceso de las bacterias por parte de estas fisuras o fracturas presentes en la piel.
Estos factores pueden ser ocasionados por mordiscos, manipulación de alimentos, el contacto de las heridas tanto con agua salada como dulce, así como la infección por una herida penetrante.
La psoriasis puede ocasionarse por una amplia variedad de factores que desencadenen la aparición de este tipo de infecciones en la piel, como la presencia de bacterias o virus, algunos fármacos, la dieta o incluso el consumo de alcohol o tabaco.
Los factores psicológicos como el estrés, los climáticos y algunos endocrinos también favorecen el desarrollo de la psoriasis como infección cutánea.
Las principales causas de la micosis residen en factores y condiciones variadas, ya que se suele producir a través del contagio.
Algunas de estas condiciones es ir descalzo en lugares públicos, el uso de ropa y en función de la humedad o temperatura de algunos espacios pueden desencadenar infecciones en la piel ocasionadas por presencia de hongos.
Síntomas de las infecciones en la piel
Los síntomas más comunes de las infecciones en la piel son la hinchazón, la presencia de rojeces, sarpullido y picazón, provocando molestias, dolores y, en ocasiones, presencia de pus en las zonas infectadas.
Aun así, en función del tipo de infección los síntomas podrán variar. Los signos o síntomas más graves son el pus, la generación de ampollas, la descamación producida en la piel y el aspecto visible de una piel oscura en la zona infectada.
Una de las infecciones en la piel más comunes es el impétigo, una infección bacteriana que puede presentarse bien mediante ampollas o no, siendo los principales signos la aparición de llagas que terminan supurando, ocasionando picazón, y un dolor leve.
La picazón es el síntoma más precoz de la escabiosis o sarna, con apariciones de pequeños granos o heridas similares a picaduras.
No obstante, la picazón se intensifica durante la noche y se presenta como el principal signo de la sarna, junto a los surcos entre pliegues ya que la aparición se efectúa en las zonas más calientes de la piel.
En los casos más intensos o graves, la piel puede presentar descamaciones o costras como consecuencia de este tipo de infecciones en la piel.
El principal síntoma que se reconoce ante la aparición del herpes virus es el dolor intenso que es ocasionado por el picor o ardor que produce la herida.
En el caso del herpes Zóster, el paciente tiene dolor punzante en determinada zona de la piel, que es la zona afectada, experimentando cansancio y presencia de fiebre ligera.
En cuanto a la urticaria, la picazón o inflamación de la superficie son los principales síntomas junto a la presencia de habones que pueden cambiar de forma.
Por otra parte, la celulitis bacteriana presenta signos como la inflamación de ganglios linfáticos, sintiendo un intenso calor en la parte afectada junto al enrojecimiento e hinchazón más típicos en cualquier infección.
La psoriasis, por su parte, presenta grandes signos de descamación y puede variar en función de la ubicación, la morfología y la edad. La piel puede mostrar un aspecto seco, llegando a aparecer grietas y sangrado en la piel. La picazón y el ardor también son signos identificativos de la psoriasis, mientras que las articulaciones se inflaman y pueden presentar cierta rigidez.
El motivo por el que puede aparecer la bacteria SARM en el organismo es a través del contacto directo con otra persona infectada, o bien al tocar superficies previamente infectadas por terceros.
Así, los síntomas que suele presentar este tipo de infección es la inflamación, rojez y calor en la zona afectada. En caso de presentar estos síntomas junto a fiebre, cabe recurrir a un especialista de forma inmediata.
Tratamientos para las infecciones cutáneas
En cuanto al tratamiento de las infecciones en la piel, este dependerá del tipo de infección, ya que en algunos casos esta desaparecerá por sí misma. En función de la gravedad de la infección, las cremas para la piel son el mejor bálsamo, mientras que los tratamientos más profundos se requerirán de medicación específica.
Pues el tratamiento para las infecciones en la piel, tras su diagnóstico e identificación, se resume en el uso de antibióticos, el tratamiento antiséptico, intervención quirúrgica en caso necesario o extremo, así como con un tratamiento que combine el antibiótico con corticoide.
Así pues, el antibiótico es la opción preferencial para las infecciones más comunes, profundas o graves.
La combinación de este tratamiento junto a los corticoides tópicos tiene el objetivo de aliviar o reducir los signos evidentes de inflamación.
Los antisépticos se recomiendan en caso de evitar el desarrollo de la infección detectada, previo al paso por quirófano, o bien para lograr una limpieza más exhaustiva de la herida o zona infectada.
En el caso de la intervención quirúrgica, esta solo se efectuará en las infecciones con una alta presencia de pus.
El mejor tratamiento siempre será el mantenimiento higiénico de la piel sana, actuando de forma rápida ante cualquier herida que pueda surgir.
El antibiótico de uso tópico tiene efecto en las infecciones en la piel ocasionadas por bacterias, mientras que las pomadas con acción antiviral son el mejor remedio para las infecciones virales como el herpes.
El impétigo como infección se trata a base de antibióticos y cremas que favorezcan y refuercen el mantenimiento de la piel como barrera protectora.
Estas cremas están compuestas por elementos o sustancias que producen la hidratación evitando la sequedad.
En el caso del tratamiento para la escabiosis o sarna, el diagnóstico es clínico o epidemiológico, por lo que el tratamiento se basa en las medidas higiénicas generales junto a fármacos cuya acción es la paralización del ácaro.
En algunos casos, es recomendable para los adultos contar con cremas fácilmente absorbibles, sin exceder las ocho horas para evitar problemas graves en la piel.
Como tratamiento coadyuvante, con el objetivo de lograr la eliminación de la infección, puede tratarse con antihistamínicos o antibióticos en casos necesarios.
Además, en ocasiones cabe tratar a toda la familia o círculo cercano.
El tratamiento del herpes labial consta en la aplicación de gel durante 4-6 veces al día durante 7-10 días de prolongación.
Para el herpes genital y Zóster es conveniente tratar la infección con cremas que reduzcan el dolor y, así, ver favorecida la aceleración de la cura de las heridas o ampollas generadas.
El objetivo del tratamiento es eliminar el virus y evitar la posible reaparición de este tipo de infecciones en la piel.
Los antihistamínicos son el tratamiento estándar para la urticaria, siempre en función de la intensidad o gravedad de la infección.
En los casos más leves, se reduce la inflamación con antibióticos, mientras que en los casos graves puede requerirse de una inyección.
Deshacerse de una infección bacteriana como la celulitis es posible con antibióticos orales con el objetivo de reducir o aliviar los síntomas.
Por otra parte, el tratamiento de la psoriasis variará en función de la presentación y gravedad de cada paciente.
En términos generales, la hidratación es un factor a incrementar ante la presencia de psoriasis en la piel, así como la utilidad de cremas humectantes con el objetivo de recuperar la sequedad notoria y visible sobre la piel.
El control del estrés y el consumo de tabaco son factores que deben tenerse en cuenta para favorecer el tratamiento.
En el caso de las heridas por psoriasis es mejor no cubrirlas, dejándolas al aire libre y aprovechando la acción antiinflamatoria que producen los rayos del sol.
Como tratamientos más específicos, cabe distinguir entre el tratamiento tópico y el sistémico, siempre en función de la respuesta de la infección ante un primer tratamiento.
Por otra parte, las infecciones en la piel generadas por hongos se tratan según el tipo de infección que presente el paciente.
En la micosis, cabe aplicar bien pomada o esmalte sobre la uña, puesto que el hongo no se podrá eliminar hasta que la uña crezca, prolongándose así tanto el tratamiento como la presencia de la infección en el organismo.
El mejor tratamiento para la candidiasis oral es a base de geles o líquidos, como los enjuagues bucales, en función de la gravedad de la infección.
En el caso de la candidiasis genital, se recomienda el uso de pomadas y otros comprimidos.
Prevención de infecciones en la piel
Sin embargo, el tratamiento más efectivo para las infecciones en la piel es la prevención con una rutina diaria de higiene, sobre todo en época de altas temperaturas, por la exposición de la piel ante los distintos factores externos.
- Lavarse las manos con agua y jabón.
- Emplear geles hidroalcohólicos.
En este sentido, la OMS recomienda seguir la vacunación adecuada para prevenir las infecciones indeseadas, reduciendo así la propagación de los gérmenes sobre la piel. Sin embargo, cabe prestar atención en los hábitos de los niños para evitar las infecciones.
Entre estos hábitos higiénicos, es recomendable asegurarse del correcto lavado y secado de pies para evitar la aparición de hongos, así como la hidratación en aquellas zonas que tienden a agrietarse con mayor frecuencia.
El verano es cuando suelen surgir las mayores infecciones en la piel por diferentes motivos, bien por la exposición de la piel a los diferentes agentes externos como el cambio de temperaturas, por lo que tanto en niños como en adultos cabe prestar atención a:
- Evitar rozaduras
- Cambio de calzado diario
- Evitar el agua caliente en los pies
- Intentar no ir descalzo por las inmediaciones de la piscina
- Hidratar constantemente la piel y utilizar cremas
- Cuidado con el sudor y las temperaturas elevadas
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