Después de meses de trabajo, el cuerpo nos pide calma y, sobre todo, paz. Pero no todos podemos disfrutar tranquilamente de la playa, la piscina o el sol.
La llamada alergia al sol impide que muchas personas puedan disfrutar de estos pequeños placeres sin preocuparse, ya que, en su caso, la exposición al sol tiene consecuencias graves para su piel.
Si, alguna vez, tras disfrutar de un día de playa, de piscina o de excursión al aire libre, has sentido picor en la piel y has advertido la aparición de manchas rojas en ella, puede que padezcas esta afección.
Te recomendamos que sigas leyendo para informarte de las causas de alergia al sol, sus principales signos y síntomas, y los tratamientos que puedes llevar a cabo para aliviarla.
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¿Qué es la alergia al sol?
En ciertas situaciones, nuestra piel puede presentar síntomas de irritaciones provocadas por un grupo de afectaciones cutáneas que se desencadenan o agravan por la exposición a la radiación ultravioleta del sol.
Normalmente, son conocidas con el nombre de fotodermatosis idiopáticas.
Reacción alérgica al sol, síntomas
Dependiendo de tu caso personal, la alergia al sol puede presentarse de distintas formas. Entre los signos y síntomas más comunes, encontramos los siguientes:
- Enrojecimiento de la piel
- Picazón o dolor
- Pequeños bultos que pueden convertirse en manchas elevadas[AAV1]
- Descamación, costras o sangrado
- Ampollas o ronchas
Por lo general, se muestran solamente en la piel que ha sido expuesta al sol y suelen manifestarse a los pocos minutos o a las horas después de dicha exposición.
Como hemos comentado, las formas más habituales de alergia al sol son las fotodermatosis de irrupción espontánea o causa desconocida (idiopáticas):
- Erupción polimorfa solar. Suele afectar a mujeres antes que a hombres, y estas suelen ser mujeres de piel clara (fototipo I/IV). El periodo de aparición comprende desde la infancia hasta los 30 años. Normalmente, en este caso existen antecedentes familiares. Aparece de forma característica en la primavera y se atenúa a medida que avanzan los meses de sol y calor. Se muestra en forma de lesiones en la piel, generalmente del tórax (pápulas, papulovesículas, placas, vesiculoampollas o eccema), aunque es cierto que puede sentirse únicamente sensación de picor. Estos síntomas son leves y desaparecen entre uno y siete días después sin dejar ningún tipo de cicatriz.
- Dermatitis actínica crónica, que engloba el eccema fotosensible, reticuloide actínico, reactividad persistente a la luz y dermatitis por fotosensibilidad. Suele afectar a hombres en edad avanzada y comienza con picor en la cara, cuello y dorso de manos. Sus inicios pueden parecer leves, pero el picor va evolucionando hacia lesiones eccematosas, pápulas y placas infiltradas que pueden aparecer en zonas expuestas pero que se presentan más adelante en áreas normalmente cubiertas por la ropa.
- Hidroa vacciniforme de Bazin. Es infrecuente y aparece en niños hasta los diez años con fototipo claro I/II. Coexiste con dermatitis atópica. Aparece eritema, normalmente en la cara, después de una exposición solar larga, que evoluciona a vesiculoampollas y deja cicatrices tras la curación. Puede provocar fiebre y malestar general.
- Fotosensibilización por sustancias químicas (exógenas o endógenas): porfirias, fotoalergias y fotosensibilidad. Aparecen lesiones compatibles a las quemaduras solares. En la zona expuesta al sol, puede aparecer eritema, edema, vesículas, ampollas, hiperpigmentación, quemazón, escozor y prurito. Si la casusa es fotoalérgica, aparecen placas eccematosas con descamación y vesiculoampollas de inicio insidioso y picor.
A qué es debido que tenga alergia al sol
La reacción alérgica al sol puede estar provocada por un gran número de medicamentos, orales o tópicos, además de por algunos productos cosméticos que se aplican directamente sobre la piel, como el perfume o los productos de cuidado de la piel con altas concentraciones de alcohol.
Las reacciones fotosensibles pueden ser difíciles de identificar porque no suelen aparecer hasta uno o dos días después de la exposición al sol.
Se presentan habitualmente como una erupción severa o quemadura solar, pero a veces pueden parecerse a la dermatitis atópica y extenderse a las zonas expuestas a la luz UV, lo que dificulta su diagnóstico.
Tratamiento para la alergia al sol
Si tienes una alergia al sol o una mayor sensibilidad al sol, puedes ayudar a prevenir una reacción o un nuevo brote siguiente estos pasos:
- Evita el sol durante las horas de alta intensidad. Intenta mantenerte a la sombra entre las diez de la mañana y las cuatro de la tarde.
- Evita la exposición repentina a una gran cantidad de luz solar. Aumenta gradualmente la cantidad de tiempo que pasas al aire libre entre los meses de primavera y verano para que las células de tu piel tengan tiempo a adaptarse a la luz solar y su intensidad, cada vez más potente.
- Utiliza gafas de protección solar y ropa que te cubra la mayor parte del cuerpo. Evita las telas excesivamente finas o con tejido suelto; los rayos UV pueden pasar a través de ellas.
- Usa protector solar. Te recomendamos protector solar de amplio espectro con un FPS de al menos 30. Aplica generosamente el protector y repite su aplicación cada dos horas, o más a menudo si estás nadando o sudando.
- Existen también cremas de farmacia para la alergia al sol.
- Evita los desencadenantes conocidos. Determinadas sustancias o medicamentos pueden provocar la alergia al sol, por lo que te recomendamos que las tengas en cuenta y las evites.
En resumen, la alergia al sol se traduce en una hipersensibilidad de nuestra piel a los rayos ultravioleta del sol.
Generalmente, los síntomas de este tipo de alergia que se presentan suelen venir dados por el uso de medicamentos o sustancias con grandes dosis de alcohol, como los perfumes, provocando así el desgaste y la desprotección de nuestra piel.
También existen casos en los que algún familiar tenga alergia al sol de forma crónica y, por tanto, su descendencia tenga mayor predisposición genética a padecerla.
Cabe destacar que este tipo de problemas se pueden presentar repentinamente en cualquier momento de nuestra vida, por lo que debemos llevar un seguimiento constante del estado de nuestra piel si queremos protegerla y prevenir este tipo de afecciones.
En cualquier caso, debemos consultar a un especialista en dermatología y tomar las precauciones necesarias para evitar cualquier daño a nuestra piel, minimizando así todo lo posible la alergia al sol.
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